miércoles, septiembre 04, 2013

ELYSIUM (Crítica de Josep Padrós)



A mi entender Neill Blomkamp se está convirtiendo por derecho propio en un cineasta importante para el resurgir de la ciencia ficción inteligente en el cine de hoy en día. Con "District 9" (idem, 2009), su ópera prima, ya hizo una apuesta por este tipo de cine que mezcla la ciencia ficción y la denuncia social. Aquella en concreto trazaba un paralelismo con el apartheid (además se rodó en Sudáfrica) donde los marginados eran aliens. Y ahora lo vuelve hacer con esta "Elysium" desarrollando una trama acerca de una especie de mesías del proletariado que intentará desestabilizar la dictadura impuesta por las clases más pudientes.
Para ello, Blomkamp construye un futuro en el que las ciudades son poco más que vertederos donde la sociedad malvive en busca de esperanzas vanas, faltos de alimentos, viviendo en la inmundicia, suplicando por trabajos mal pagados y siendo controlados en todo momento por una milicia de robots de lo más intransigentes.
Por el contrario, en Elysium,  la sociedad tiene todo lo que necesita, nadie enferma y si por un casual lo hacen tienen unas cápsulas que funcionan con identificación de ADN ( a imagen y semejanza de nuestras cabinas de rayos UVA) para curarse de cualquier dolencia. Pero no solo eso, sino que tienen un sistema político, supuestamente democrático, en el que un consejo liderado por un presidente toma decisiones que luego los diversos ministros se encargan de ejecutar. Todo bien. Sin embargo, siempre hay disidentes (en este caso la ministra de defensa interpretada por Jodie Foster) que opinan que su visión es la que cuenta, y harán lo posible para llevarla a cabo.
Es decir, dos mundos, dos realidades, dos objetivos (en un sitio sobrevivir, en el otro vivir y proteger ese modo de vida) que provocará que los protagonistas de la historia choquen.
Por un lado tenemos a Max (Matt Damon), obrero de una empresa de construcción y reparación de robots ( los mismos que se encargan de mantener a raya a la población terrestre) que trata de sobrevivir como puede a su día a día con la esperanza de poder subir un día a Elysium. Por otro a esa ministra de defensa que es capaz de cometer cualquier tropelía con el fin de proteger su mundo y su actual estilo de vida.
Ambos cuentan además con otros personajes en sus vidas que harán que todo se entrecruce con inevitables consecuencias. Max tiene a Frey (Alice Braga) amor de infancia con la que se reencuentra, y a su pequeña hija enferma, y la ministra tiene a un mercenario a sueldo, Sharlto Copley, actor fetiche de Blomkamp que ya a aparecía en su primera película, que le sirve de enlace y mano ejecutora en la Tierra para controlar cualquier desajuste que pueda surgir.

Cuando Max sufre un accidente laboral que le somete a unos niveles de radiación que le condenan a muerte y sólo dispone de cinco días de vida empieza una carrera contrarreloj para poder llegar a Elysium ,el único lugar donde tiene posibilidades de curarse.


Una vez dispuesto el tablero y los personajes lo único que puedo decir es que la película me resultó opresiva, angustiosa, desesperanzadora y ante todo, triste. Sobre todo en ese primer tramo en el que se nos presenta a los personajes. Por suerte esa sensación se atenúa con las pocas y espectaculares secuencias de acción, pero persiste y persiste a lo largo de todo el metraje sumergiéndonos en una espiral de pesadumbre que no abandona la pantalla en ningún momento.
Obviamente es una estrategia a propósito dado el tipo de escenario y de historia que quiere contar el director, y funciona, ya que consigue lo que pretende. Después en su desarrollo pierde un poco de fuerza ya que el guión se deja llevar, por desgracia, por la típica y tópica historia de pobres buenísimos de la Tierra contra los ricos malísimos de Elysium concesión que hace Blomkamp a la comercialidad más pura (entiendo que Hollywood debe tener algo que ver en ello). Hacía su final la película nos quiere dejar el claro mensaje de que por muy complicadas que estén las cosas nunca se debe perder la esperanza. (Mensaje, que por otra parte, ninguna película nos había mandado antes…)

En definitiva, ciencia ficción inteligente, con algunas incongruencias, que se sirve de un nivel visual sobresaliente y un buen reparto para contar una nueva historia de dos ciudades (o dos mundos) con un mensaje socio-político que no evita sin embargo que la comercialidad se adueñe de su trama en la mitad de su metraje.
Al final queda la sensación de que vivas en la Tierra o en Elysium, la situación es la misma: anarquía y oscuridad, en un sitio real, en el otro subyacente, pero en ambos casos, ofreciendo un futuro desesperanzador y frío. A no ser que nos salve algún mesías.

Crítica escrita por el colaborador de El Gran C: Josep Padrós

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