domingo, julio 27, 2008

EXPEDIENTE X, CREER (que continuará) ES LA CLAVE


La primera pregunta que me hice al enterarme del estreno de “Expediente X, creer es la clave” ("Xfiles 2" a partir de ahora) fue: ¿por qué ahora? Y la verdad, después de haberla visto aún no tengo claro si puedo contestar a esa respuesta aunque tengo una teoría que me gustaría compartir con vosotros.
La serie dejó de producirse hace ya seis años y la incursión de Expediente X en el cine, la única sin contar la que nos ocupa, se estrenó hace nada menos que diez Así pues, ¿no es un poco tarde para resucitar a estos personajes? A partir de lo visto en "Xfiles 2" diría que, no solo es tarde, sino que el propio creador de la serie y director de la película, Chris Carter, es muy consciente de ello.
Expediente X, la serie, desembarcó en televisión en un momento realmente bajo para las series. En aquellos entonces dominaban el tubo catódico los culebrones y las telecomedias y casi nadie apostaba por una serie de ficción. El riesgo valió la pena y Expediente X se convirtió en un fenómeno seguido por millones de fans en todo el mundo y que, de alguna manera insufló nueva vida a argumentos para series que llevaban adormecidos mucho tiempo. En España, por ejemplo, convivían Expediente X con resposiciones interminables de “Cosas de casa”, “El coche fantástico” o “Los vigilantes de la playa”. El revulsivo que supuso tener una serie en prime time nocturno y lograra éxito hizo que muchas cadenas se replantearan la idea de apostar por la ficción como forma de entretenimiento para las noches.
Pero todo esto es parte del pasado y, por muy fresca que fuese la propuesta de Expediente X, la serie, la fórmula se agotó. Cuando los casos paranormales comenzaban a no ser todo lo interesantes que debían se comenzó a ahondar en una trama que involucraba al gobierno y a extraterrestres con abduciones y experimentos secretos. La relación entre la pareja protagonista, centrada en una tensión sexual en constante aumento, llegó también a un límite más allá del cual nadie quería llegar pero cuyo mantenimiento dejaba de ser creíble. Y así fue como llegó “Expediente X, enfréntate al futuro”, desembarco de la serie en pantalla grande por todo lo alto, con gran presupuesto, secuencias espectaculares y con una trama que desarrollaba y continuaba la línea argumental principal de la serie.
A pesar del éxito de taquilla, no hubo secuela. Los años pasaron y la serie continuó en televisión perdiendo cada vez más espectadores al no resistir más la carga de los años, las propuestas alternativas y, sobretodo, la fuga de David Duchovny en su fallida aventura cinematográfica que obligó a los responsables de la serie a sustituirle por un actor que, pese a su buen trabajo, remató un producto ya moribundo.
Y ahora nos encontramos aquí, con una nueva película que cuenta con los protagonistas de siempre, una trama mucho menos espectacular y más parecida a una especie de capítulo largo de la serie, como si no hubiera pasado nada.
El argumento (aviso para los que no quieran seguir leyendo) sería ciertamente interesante para un capítulo más de la serie pero, para hacer una película de dos horas, se queda un poquito escaso. Un hombre, homosexual, necesita urgentemente ser sometido a una especie de transplante o morirá. Su pareja, consciente de que no podrá salvarle la vida si no actúa al margen de la legalidad decide someter a su compañero a una cirugía experimental con la ayuda de unos doctores rusos de lo más siniestros. La cirugía consiste en trasplantar la cabeza de su amigo al cuerpo de una mujer que esté sana previa decapitación. Es por ello que, ni corto ni perezoso, comienza a secuestrar mujeres de cuyos cuerpos se va deshaciendo ocultándolos bajo el hielo en sucesivos intentos por lograr que su pareja viva y lo haga además en el cuerpo de una mujer.
Aunque todo el tema del experimento ya es de por si bastante espeluznante, supongo que, dado que no sabemos nada de ello casi hasta el final de la película, era necesario incluir algún elemento más sobrenatural para que pudiéramos realmente hablar de un Expediente X. Ese elemento lo proporciona un párroco pederasta (sic) que, curiosamente, recibe unas extrañas visiones de las chicas secuestradas, ya sean vivas o muertas, y que decide ayudar al FBI a encontrarlas. Y aquí es donde entran nuestros protagonistas, Fox Mulder y Dana Sculli.
Ninguno de los dos es ya del FBI, ninguno de los dos se dedica a lo que se dedicaba antes. Ambos están enfrascados en asuntos personales que consisten, fundamentalmente, en tratar de devolver la vida a la gente que han perdido (la hermana de Fox) o a la que están a punto de perder (el niño paciente de Dana). Como especialistas en estos temas, los del FBI recurrirán a ellos para resolver el misterio y estos aceptarán porque, una vez más, sentirán la necesidad de salvar la vida de esas chicas como una forma de proyectar sus propios anhelos.
La película se convierte pues en una trama de investigación en la que se invita al espectador a entrar en el juego de ¿crees o no crees? de la mano del crédulo Fox y de la pragmática Dana. Vamos, lo de siempre. Todo ello aderezado con algún toque de humor marca de la casa (los tonos principales de la sintonía de la serie cuando la cámara nos muestra una foto de George Bush en el edificio del FBI), con sorpresas sobre como ha evolucionado la relación de los protagonistas durante todo este tiempo, y con algún momento terrorífico no demasiado inspirado (los cuerpos bajo el hielo no son precisamente un hallazgo de originalidad).
Así pues, con tanta gente en la serie tratando de salvar la vida de otros me ha sido imposible no configurar en mi cabeza esa teoría de la que hablaba al principio del comentario. ¿Y si en realidad toda esta película, interesante pero floja, no busca en realidad sino devolver la vida a unos personajes que todo el mundo había dado por muertos? En la película, Dana Sculli acaba cayendo en el mismo dilema que el hombre al que persigue, al someter a un gran dolor a su paciente aplicándole una cirugía experimental por negarse a aceptar la idea de que no hay remedio posible. Ni Dana, ni Fox ni el malo de la película pierden la esperanza de recuperarlos. ¿Es eso lo que le ocurre a Chris Carter? ¿Es este un intento por revivir a los personajes y a la serie o justo lo contrario? ¿Cree, tal vez, que no recibieron el entierro que merecían?
Cuando acabó la proyección del film y comenzaron los títulos de crédito, un servidor se intuyó algo raro. Normalmente acostumbro a quedarme hasta que terminan pero, cuando los rótulos no son sobre negro, lo hago siempre. Y efectivamente, antes de que pasaran las últimas letras por la pantalla Carter nos regaló unas últimas imágenes en las que Dana y Fox navegan en un mar azul caribe a bordo de un bote de remos en dirección a una isla y, con un plano aéreo lleno de desparpajo (no le importa que se vea la sombra del helicóptero), permitió que ambos personajes (o actores) nos saludaran con la mano. La pregunta es ¿nos están diciendo hola o adiós?