domingo, octubre 10, 2010

LEGEND OF THE FIST: THE RETURN OF CHEN ZHEN


Recuperando el personaje de Chen Zhen que años atrás interpretara Jet Li y la leyenda de las artes marciales Bruce Lee, “Legend of the fist: the return of Chen Zhen” es una decidida apuesta del cine hongkonés por volver a dar altura a las películas de lucha oriental. Una producción holgada, el actor y maestro de artes marciales Donnie Yen (al que últimamente vemos hasta en la sopa) en el papel principal y la utilización de un personaje clásico del género son las cartas de presentación de esta espectacular aunque fallida película.

En “Fist of the fury”, el estudiante Chen Zhen que interpretaba Bruce Lee, emprendía una brutal venganza contra los alumnos y el sensei de un dojo japonés responsables de haber asesinado a su maestro. Además, y para dar mayor empaque a sus acciones, los japoneses enrarecían el ambiente de la película con difamaciones sobre el pueblo chino al que catalogaban de ser los “enfermos de Asia”, lo cual daba un punto adicional de estímulo a su personaje protagonista, chino por supuesto, para darles una lección de modales.
En esta revisitación del personaje de Zhen, nos remontamos a su participación en la primera guerra mundial. Como uno de los efectivos que China envió a combatir contra los alemanes en tierras francesas, Zhen demuestra enseguida ser un valioso soldado al que se le pueden asignar tareas de mayor importancia que la del transporte de municiones o excavación de trincheras, trabajos habituales de los chinos en el frente. Con una magnífica y pirotécnica secuencia de acción, la película comienza con Zhen en el plena guerra realizando una coreografiada carrera en la que después de piruetas diversas entrega la munición a los soldados franceses atrapados en un fuego cruzado, pone a salvo a sus compatriotas desarmados y acaba con los soldados alemanes que les rodeaban. Todo él solito. Tras una secuencia así cualquiera que esperara realismo o un fresco histórico ya sabía que se había equivocado de película y estaba cambiando el chip.
Pero un comienzo tan brutal y contundente merecía una mejor continuación.
Sin embargo, en cuanto los créditos de inicio aparecen con recreación aérea infográfica de la ciudad de Shanghai y nos metemos de lleno en el exclusivo club "Casablanca" en el que ahora trabaja Zhen, se acaban las piruetas y las secuencias de acción elaboradas y caemos en una especie de cine homenaje a los clásicos de los cincuenta que acaba aburriendo hasta al espectador más paciente. Obviamente, la intercalación de peleas y la intriga creciente entre los soldados japoneses destacados en la ciudad y los amigos de Zhen se suceden cada vez con más frecuencia conforme vamos acercándonos hacia el final del film pero a esas alturas de la película estamos bastante cansados de los atropellados flirteos del protagonista con la preciosa Shu Qi y del background prebélico entre China y Japón que sobra completamente en un producto que nadie puede tomarse demasiado en serio. Al menos no tanto como para querer ofrecernos una lección de historia a través de él.
Por supuesto que cuando empiezan los palos la película crece en interés y que la mayoría de los combates harán las delicias de cualquier aficionado al género de las artes marciales. Sin embargo y, vistas algunas proezas de parkour en películas francesas, las persecuciones del Zhen enmascarado tratando de salvar a los ciudadanos de la lista negra de los japoneses saltando tejados y escaleras de cartón piedra en el Shanghai de plató en el que se desarrolla toda la película, se queda en bastante poca cosa, quedando sus méritos reducidos a la ensalada de puñetazos y patadas a la que somete a todos los que deciden hacerle frente, y cuya velocidad de golpeo recuerda a Son Goku.

Como no soy un gran aficionado a las películas de peleas, sean de artes marciales o no, me resulta complicado catalogar el nivel del film dentro de dicho género pero como película en general me mereció un aplauso al principio, un bostezo a la mitad y un encogimiento de hombros en su desenlace.

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