jueves, octubre 15, 2009

LA HORDE; Película de zombies a la francesa



Que existe un paralelismo entre la película de John Carpenter “Asalto a la comisaría del distritro 13” y el clásico de George A. Romero “La noche de los muertos vivientes” es algo que no se le escapa a nadie. En la película de Romero un grupo de personas que no se conocen entre si deben unir sus fuerzas para resistir el asedio de un montón de muertos vivientes caníbales, mientras que en la de Carpenter los policías de una comisaría y los detenidos que tienen en los calabozos deben dejar a un lado sus diferencias para aguantar el asalto de una nutrida banda de criminales.
En “La horde” los directores Yannick Dahan y Bejamin Rocher unen ambos conceptos en una trama en la cual policías y criminales unen fuerzas en el interior de un bloque del extrarradio parisino para combatir a una horda de muertos vivientes que tratan de acceder a él.

Más allá de las evidentes referencias que se puedan establecer entre esta película y la situación que se vivió en Francia hace un par de años con sangrantes enfrentamientos entre policía y jóvenes desempleados de los suburbios (tema que también sirvió de marco para la violenta “Frontieres”), “La horda” no es sino la enésima aproximación al filón de los zombies que tan buenos resultados está obteniendo estos últimos años.
Como con todo el cine fantástico que nos viene llegando del país galo durante esta década, “La horda” contiene un grado superior de violencia con respecto a películas similares de origen estadounidense si bien no tanto en cantidad como en intensidad y claridad representativa; las luchas que establecen los protagonistas entre ellos mismos o contra los zombies están cargadas de una violencia cruda y muy física siendo habitual la eliminación de muertos vivientes a base de golpes o con armas rudimentarias más que con armas de fuego que, normalmente, tan solo sirven para empeorar el ya de por si lamentable aspecto que presentan los zombies; las peleas entre los supervivientes son encarnizadas y abundan los golpes, las contusiones y el ensañamiento,…

La película comienza con un plano cerrado sobre el rostro de un cadáver. Con un lento zoom out se abre campo para mostrarnos que dicho cadáver está desnudo y maniatado descansando sobre un montón de escombros ante la atenta mirada de un hombre. Entendemos que se trata de una ejecución. Seguidamente vemos a ese mismo hombre (el que contemplaba el cadáver) en un funeral con otras personas hablando de tomar venganza sobre lo sucedido haciendo constantes alusiones a “la familia”. Entendemos que se trata de una banda mafiosa. Para confirmarlo, pasamos a una secuencia en la que estos hombres golpean con saña a otro (de rasgos marroquíes) para obtener información, concretamente la ubicación de una supuesta banda. Entendemos que se trata de un ajuste de cuentas. Finalmente, en esa misma secuencia, los hombres ahuyentan a un grupo de observadores de su brutal interrogatorio mostrando una identificación. No son una banda de mafiosos, son policías.
Esta forma de presentar a los protagonistas ya nos hace pensar que no son trigo limpio. A pesar de estar, supuestamente, del lado de la ley, se deja claro que se trata de gente corrupta, violenta y cuyo destino no merece ser el de recibir medallas o, ni siquiera, obtener la simpatía del público. La mirada que sobre la policía arrojan los responsables del film deja claro una postura muy crítica.
Más adelante, cuando conocemos a la banda de criminales con la que tendrán que unir fuerzas, éstos se nos presentan como gente igualmente violenta, sucia e inestable por lo que apenas queda nadie con quién el público se pueda identificar. Ni siquiera el vecino del bloque que también se une al grupo es una opción, pues se trata de un viejo desequilibrado mucho más perturbado que todos los demás. En conclusión, la mirada de los responsables del film sobre la sociedad de su país es también muy crítica; la de un polvorín a punto de estallar.
Con este plantel, al público solo le quedan unos personajes con los que sentirse a gusto y empatizar: los zombies. Esa masa informe y autómata cuya única necesidad es la de tener el estómago lleno resulta mucho más reconfortante y su violencia mucho más justificada que la del resto de personajes. Así pues no nos queda más que esperar a que acaben con todos los protagonistas del film uno por uno o, en el mejor de los casos, que éstos se dejen morder un poquito para que definitivamente aparquen a un lado su ira formen parte de la horda.

A esta visión tan pesimista de la situación actual en los suburbios franceses (y por extensión en los de cualquier gran ciudad occidental) se une un tratamiento de la imagen tosco, en el que abundan las sombras y los espacios oscuros teniendo además toda la película una tonalidad ocre con abundancia de los colores amarillos y marrones. Suciedad, sudor, podredumbre desde el primer fotograma al último con la excepción, tal vez, de las escenas iniciales en el funeral y el interrogatorio posterior, que son las únicas secuencias que transcurren de día.
En definitiva, nada nuevo bajo el sol.
Si “La horda” debía aportar algo fresco al subgénero de los zombies se lo debió dejar en la puerta del maldito edificio porque nada se llevará a su casa el espectador que ya haya visto unas cuantas películas sobre muertos vivientes. Algún plano con cierta fuerza como el del último de los policías tratando de librarse de cientos de zombies subido encima de un coche con una pistola o, quizá, el plano final con la mujer policía y el líder de los criminales resolviendo sus diferencias. En definitiva poca cosa para una película que, eso sí, es puro entretenimiento para aquellos a los que les guste disfrutar de la cruda violencia.

1 comentario:

julito dijo...

bueno esta película no es mas que otra vuelta de tuerca sobre el tema zombie. en este caso sigue de cerca el modelo Romero de siempre,gente atrapada en un lugar de grandes posiblidades para jugar a matar zombies. En este caso estos pobres seres son puro nervio y son claros deudores de la estela dejada atrás por el importante film "28 dias después".Pese a todo no es un film desechable...más bien su virulencia y buenas interpretaciones le conceden un toque de credibilidad que otras pelis del genero no poseen.Escenas destacadas como la aparición delprimer infectado-zombie...de gran virulencia.o las imagenes de Paris en plena hecatombe, resultan inquietantes.Un buen entretenimiento, con defectos múltiples. ..pero seamos generosos, que las hay peores y muy peores. Un 6 sobre 10.