domingo, octubre 11, 2009

INFECTADOS (CARRIERS); No es una película de zombies


Los hermanos Alex y David Pastor han dejado claro con esta película un par de cosas; la primera que tienen un gran talento para el suspense y una prometedora carrera cinematográfica por delante y, la segunda, que resulta prácticamente imposible realizar un film de género como éste sin rodarlo en Estados Unidos y con actores norteamericanos. ¿Por qué? Porque no nos creeríamos nada si no fuese así. Los americanos han colocado en nuestra imaginación toda una serie de escenarios, personajes y conceptos que pierden el sentido cuando se trasladan a otras latitudes, especialmente a la nuestra donde la acción y el suspense, si no está supeditado a cierto gracejo popular, no acaba de cuajar.

La historia de “Carriers” comienza con unos hermosos planos de apariencia casera (parecen grabados por una super ocho) en la que una familia compuesta por dos niños y sus padres juegan en la playa. De aquí, pasamos con un giro de cámara de ciento ochenta grados a una carretera desierta por la que circula un único vehículo. Este movimiento de cámara tan llamativo resulta perfectamente justificado narrativamente ya que a través de ese giro entendemos que la vida de esos personajes de la playa ha dado un giro total, que de la felicidad que veíamos en los niños y sus padres se ha pasado a todo lo contrario. Y de hecho, el resto de la película consiste en el viaje de esos mismos niños por carretera tratando de llegar hasta la misma playa en la que comenzaba la película, es decir, tratando de nuevo de alcanzar la felicidad perdida.
Pero, no vuelve a haber giro de cámara,…

“Carriers” se apunta a su manera al alubión, por lo visto inagotable, de películas apocalípticas pero no, y no nos confundamos, a las de infectados tal y como las entendemos cuando escuchamos este término (tan popular ya como el de ‘zombies’). La amenaza en esta película es un virus, en efecto, y aquellas personas que están infectadas son el peligro a evitar pero, al contrario que en todas las películas que tratan esta temática, la enfermedad no les ha vuelto brutales, ni caníbales ni más peligrosos que aquellos que aún no han sido contagiados. Se trata sencillamente de gente que sabe que no le queda mucho tiempo de vida y que necesitan desesperadamente ayuda o un poco de esperanza.
Los hermanos Pastor hábilmente colocan al espectador en el lado de unos pocos “supervivientes”, un grupo de cuatro jóvenes que no han sido infectados aún y que se las arreglan para seguir adelante tomando extremas medidas de precaución. Dichas medidas incluyen el no recoger a nadie, el no ayudar a nadie y, si es necesario, el quitar de en medio a aquellos que, infectados o no, se interpongan en su camino o se nieguen a entregarles algo que les sea necesario (gasolina, por ejemplo). Como ya explicara hace un par de años Haneke en su “El tiempo del lobo”, difícilmente se sobrevive sin pasar por encima de las demás.

Probablemente el punto flojo de “Carriers” sea su estructura que, inevitablemente, se ajusta exactamente al patrón de éste tipo de películas. Aunque el contexto es el de una “road movie” y puede analizarse como tal, la narración sigue los vericuetos del cine de terror por lo que encuentro tras encuentro el grupo se irá deshaciendo victimas de un asesino implacable; su propia compasión.

La pregunta que se nos plantea es ¿de qué sirve la supervivencia humana cuando ya no queda rastro de humanidad? ¿Vale la pena luchar por seguir vivo cuando se ha perdido todo lo que se amaba?
La respuesta de los hermanos Pastor sobre esta pregunta es sombría y obliga al espectador a tomar parte haciendo que se identifique con estos antihéroes que protagonizan el film, apartando de él a todos los demás personajes cuya ética o humanidad no están al nivel de la nueva situación que les toca vivir.

2 comentarios:

dude dijo...

no me gusto nada.

Anónimo dijo...

la descripción esta horrenda! pero la película esta chida
así que
¡si te contagias
estas muerto!