domingo, abril 05, 2009

MENTIRAS Y GORDAS; Fiasco y gordo


“Mentiras y gordas” trata de las vivencias nocturnas de un grupo de jóvenes cuyas vidas están más o menos conectadas entre si. Dos de ellos, los que podríamos considerar los protagonistas, son una pareja de chicos preuniversitarios que se plantean el dedicarse al tráfico de pastillas para sacarse unas pelas y poder ir al Festival de Benicassim. Si esto te ha recordado a “Requiem por un sueño” olvídalo, nada más lejos de la realidad. Aquí lo que importa es que uno de ellos ignora que el otro ha descubierto que es homosexual y que está enamorado de él. Por otro lado, la compañera de piso de este chico gay también acaba de descubrir su lesbianismo gracias a haber conocido a una chica en la discoteca que se ofreció a comerle “lo de abajo”. Esa discoteca está frecuentada por una señorita que es algo así como la camella oficial y que será la encargada de proporcionar las pastillas a los dos chicos de los que hablaba al principio, pero esta chica tiene sus propios problemas ya que su novio está en la cárcel y en realidad trapichea para sacar dinero para su fianza. A la pobre le pierde que es muy ligera de cascos y no sabe esconder el dinero. En esa misma discoteca se suele poner hasta arriba de todo un aspirante a estrella de la música que acaba de cortar con una chica porque se ha engordado más de lo que a él le gustaría, lo cual ha servido para que se enrolle a tope con la mejor amiga de ésta a sus espaldas… y en fin, por qué seguir.
“Mentiras y gordas”, a pesar de estar tocando constantemente el tema de la homosexualidad, de las drogas, de los hábitos nocturnos de los jóvenes, del sexo, de la mórbida preocupación por el peso de nuestras jóvenes y hasta de la amistad, en el fondo, no pretende ahondar en ninguno de esos temas y si lo pretende puedo asegurar que no lo consigue. La idea parece más bien la de subir al espectador en un carrusel de relaciones a cual más patética en la que todo el mundo engaña a todo el mundo, casi todos esconden algo y la mayoría se odian por lo que son o lo que acaban de descubrir que son (tragones compulsivos, mariquitas, traidores, drogadictos, camellos,…). Si los responsables de la película se hubiera decantado con firmeza por el drama, podrían haber sacado un producto interesante en la línea de “Historias del kronen” o, si hubieran reducido el número de personajes y se hubieran centrado en uno de los muchos temas que tocan quizá tendríamos una lectura apasionada, ya fuera a favor o en contra, de la problemática del consumo y/o el tráfico de drogas en los centros de ocio, por ejemplo. Sin embargo optan por trufar todo el relato y la mayoría de los acontecimientos con momentos de humor que confieren al relato una ligereza tal que no hace más que alejar al espectador de cuánto sucede en él y, si no fuera por la cantidad de tetas, culos y escenas de sexo incluídas en la película, se diría que lo que nos están pasando no es sino un capítulo largo de “Al salir de clase” o alguna serie por el estilo.
A esto contribuye enormemente la elección de los actores, la inmensa mayoría de los cuales proceden de series de tv actualmente en vigor. No es que hagan mal su papel, probablemente su trabajo sea lo más destacable de la película, pero se tiene la sensación de que han sido seleccionados más por su ambición y sus ansias de dar el salto al cine que por ser los más idóneos. Tal vez por eso, la gran mayoría, tiene que acabar mostrando anatomía en pantalla; mención especial para Ana de Armas quien parece emular a Penélope Cruz en “Jamón Jamón” pidiéndole a Hugo Silva que le coma las tetas y le chupe los pezones. Pero, sintiéndolo mucho por ella, Albacete y Menkes no son Bigas Luna.

Al final, lo más llamativo de esta mediocridad de película es la enorme taquilla que ha conseguido hacer en su primer fin de semana y la decepción enorme que se ha llevado la inmensa mayoría de los que pagaron por verla (rastread la red y buscad algún comentario positivo). ¿Qué ha empujado a todas esas personas, jóvenes en su mayoría, a seleccionar esta película de entre la oferta actual? ¿Es el tirón de sus actores? ¿Es la seguridad de ver sexo en pantalla? ¿No circula ya bastante sexo, y más explícito, por Internet? Si el cine americano puede asegurar la taquilla incluyendo una buena artillería de efectos especiales en sus películas, parece que el cine español siempre contará con la carne de sus jóvenes actores para lograr la misma meta. No veo otra explicación que la del puro morbo.
Quien quiera pensar que en el fondo estamos ante una película que refleja la realidad de nuestra juventud y que nos está haciendo partícipes de un mundo nocturno del que muchos estamos ya bastante alejados, adelante. Yo prefiero pensar que ese mundo que se nos muestra en “Mentiras y gordas” no es sino el propio mundo en el que se mueven sus responsables, el mismo que ya nos enseñaron en su no menos fallida “Mas que amor frenesí”; un mundo de drogas a todas horas, de sexo con cualquiera, de irresponsabilidad, de petardeo y de frivolidad. Y si no que me expliquen como justifican éticamente que la gordita sea rechazada por su novio y solo pueda tener sexo con otro chico después de que éste haya sido drogado previamente y sin su consentimiento. Creo que es un momento que solo en ese “mundo” en el que ellos se mueven podría verse como cómico en lugar de cruel.
El cine español ya se sabe, tiene un sanbenito. O hacemos películas de la guerra civil o postguerra, o hacemos dramas sociales o hacemos comedias de humor más bien grueso con carne de por medio.
“Mentiras y gordas” vendría a encajar dentro del tercer grupo, si bien no lo hace de una forma demasiado cómoda sino que, tenemos que retorcerla un poco para que se haga el hueco y no se nos desparrame hacia la segunda categoría. Ni es “Barrio” ni es “Boca a boca”. La película de Albacete y Menkes tiene aspecto de comedia pero fondo de drama, o dicho de forma menos poética, construye una comedia sobre acontecimientos dramáticos, y aunque en principio eso podría haber dado para un híbrido interesante, lo que en realidad han conseguido es que los momentos dramáticos den risa y los cómicos pena. Quién sabe, tal vez han inventado un género nuevo.

2 comentarios:

dude dijo...

hoy me he oido una opinion parecida a la tuya sobre esta peli.

Coincidencia?

Salu2

Pablo dijo...

Teniendo en cuenta que entre los guionistas de esta cosa está la nueva ministra de cultura, ahora no nos van a faltar joyas del 7º arte como esta Mentiras Y Gordas.

Y por lo que se vio en los pasados Goya, estoy seguro de que entre sus prioridades estará la de hacer todo lo posible por acabar de una vez por todas con ese "género cinematográfico" que tanto nos gusta a casi todos: el cine gratis.