El Festival quiere ver en Compliance algún
tipo de metáfora con la situación de crisis laboral que vive el mundo
occidental actualmente. Juzguen ustedes:
Comienza el día en un restaurante de comida
rápida. El supervisor no ha venido pero la encargada sí y descubre que alguien
se dejó abierto el día anterior el congelador con lo que parte de los
ingredientes necesarios para preparar su fast-food
se ha echado a perder. Pero esto no es más que el principio. Al poco de
iniciarse la jornada se recibe una llamada en el restaurante; se trata de un
policía que les informa que hay un ladrón en la plantilla, concretamente una
ladrona, e insta a la encargada a que la retenga allí hasta que él llegue y
proceda a seguir, teléfono en mano, todas sus instrucciones. De esta manera, y
a pesar de que la situación se va volviendo cada vez más bizarra, la muchacha
será confinada en un almacén, cacheada, desnudada y debes ver la película para
saber cuántas cosas más.
Lo más curioso del film probablemente sea
que se trata de una historia inspirada en un caso real y, por lo visto, de más
de uno. Es algo que da una dimensión mucho mayor a lo que vemos y para ello el “inspirado
en hechos reales” aparece al principio con un rótulo tan grande como la misma
pantalla. Yo personalmente no alcanzo a ver la relación entre lo expuesto en la
película y la abrumadora crisis que nos tiene a todos locos más allá del hecho
de que la acción transcurre en un entorno laboral. Puede que el exceso de celo
de algunos de los miembros del personal del restaurante a la hora de hacer bien
lo que consideran su trabajo sea un ejemplo de hasta que punto se teme hoy el
acabar despedido pero más allá de eso lo que tenemos entre manos es una
interesante película acerca de la fragilidad de la ética humana, dejando
patente qué fácilmente resulta recorrer el camino hacia nuestro lado oscuro
cuando se dan las condiciones oportunas; poder y sumisión.
Aunque toda la película sucede en tan solo
dos o tres escenarios, los distintos compartimentos del restaurante, la
habilidad del director y el realismo de los diálogos y las interpretaciones
permiten que la narración sea fluida y la tensión creciente, algo realmente
complicado y que, sin la habilidad necesaria, podría escurrirse rápidamente
hacia el terreno de la comedia perjudicando terriblemente no solo a la película
en si, sino también al mensaje que nos quiere enviar. [SPOILER] Es cierto que,
una vez desvelado el quid de la película, resulta difícil no sonreír en algún
momento aunque llegue un momento en que esa sonrisa se nos congele (o debiera)
[FIN SPOILER].
“Compliance” es una película que
probablemente hubiera funcionado de un modo mucho más efectivo en las manos de
los hermanos Coen, ya que contiene algunos de los elementos con los que éstos
suelen trabajar (america profunda, personas sencillas envueltas en situaciones
criminales,…) si bien lo más probable es que el descenso hacia el humor negro
hubiera sido inevitable y estuviéramos ante un tipo de film muy distinto.
El film además no se anda por las ramas ni
rellena con tomas o diálogos absurdos ninguno de los minutos que dura, algo en
lo que también hubiera sido fácil caer una vez se plantea la situación. Antes
al contrario, con gran habilidad se nos presentan todos los personajes y en
apenas unas pocas conversaciones ya sabemos como son y qué podemos esperar
cuando las cosas se pongan difíciles de cada uno de ellos.
La película termina con un epílogo en el que
vemos al personaje principal, la encargada del restaurante, ante las cámaras de
televisión siendo entrevistada por un típico presentador sensacionalista (¿cuál
no lo es, hoy dia?). Con ello se cierra el círculo de la humillación en el que,
como ella misma dice, todos han sido víctimas y ahora vuelven a serlo ante los
ojos y los oídos de todo el mundo.
No se si Compliance es una película que
hable sobre la crisis pero sí creo que es una película a la que vale la pena
acercarse aunque sea para meditar unos minutos sobre lo que nos cuenta sin
olvidar que se trata de la recreación de un suceso real, algo que aquí no es
solo un reclamo sino la esencia misma del contenido del film.
1 comentario:
No creo que la película sea una metáfora de la crisis laboral. Algo de eso hay, pero no creo que sea lo más importante de la misma.
Me llamó poderosísimamente la atención el cartel de "basado en hechos reales" más grande que había visto nunca. A partir de ahí pasan cosas que rayan lo increíble... pero que aceptamos porque sabemos que está basado en hechos reales.
¿Y si no lo fuese? ¿Qué diferencia hay entre el espectador que se cree lo que le cuentan porque ha leído un cartel enorme y la encargada que se cree que le está llamando un oficial de policía?
¿Hubiésemos percibido la película igual si quitamos ese enorme rótulo del principio? Este ejercicio metacinematográfico me parece maravilloso... independientemente de si está (o no, realmente no me importa) basada en hechos reales.
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