lunes, octubre 05, 2009
MR. NOBODY; Los futuros posibles
Cada año en el Festival de Sitges se presenta una película como ésta. Se puede llamar “El arbol de la vida”, “Synedoche” o, como en este caso, “Mr. Nobody”. Todas ellas tienen en común un exceso de pretenciosidad que las hace tan complicadas en su ambición que acaban por cansar al espectador, el cual perdido a medio metraje, se abandona a disfrutar de las imágenes como si de un simple espectáculo visual desligado de narración alguna se tratara.
La suerte de todo ello es que al menos ese espectáculo visual y plástico funciona. Como “Amelie”, “Mr Nobody” está llena de saltos temporales y espaciales facilitados por secuencias en las que fotografías o postales cobran vida o con un simple cambio de texturas en un barrido de cámara se pasa de un lugar a otro. Sobreimpresiones de rótulos que pasean entre los personajes mientras éstos explican algún concepto ligado a la historia por venir, movimientos de cámara que siguen a gotas de lluvia de un lugar a otro del mundo, zoom in sobre la pupila de un personaje para volver en zoom out sobre la de otro o la del mismo en un lugar o tiempo distintos…
“Mr Nobody” plantea la cuestión de los futuros posibles pero no tanto como lo hiciera Robert Zemeckis en su primera secuela de “Regreso al futuro” sino más bien como ya vimos en aquella otra comedia titulada “Dos vidas en un instante”. Sin embargo, “Mr. Nobody” no se conforma con un solo nudo y dos alternativas como ocurría en ésa película al bifurcarse en dos la vida de la protagonista al coger o no el metro, sino que a través de la mirada de un niño que debe elegir entre quedarse con su padre o con su madre, ya que estos se separan, construye todo un relato lleno de posibilidades en las que ninguna es la correcta pero todas lo son. Y por si fuera poco complicado, la historia se explica a través de ese mismo niño cuando es un anciano de 192 años en un futuro lejano en el que nadie muere ya de viejo.
En efecto, “Mr Nobody” no es una película corriente y no dejará a nadie indiferente. No obstante es una película condenada a no ser estrenada en nuestro país, debido precisamente a nadar contracorriente. Tampoco ayuda el que su interesante reparto no esté compuesto precisamente por lo que consideraríamos estrellas del cine. Ni su protagonista, Jared Leto (Requiem por un sueño) ni el resto de caras más o menos conocidas Sarah Polley (La vida secreta de las palabras), Diane Krueger (“Inglorious Basterds”) son reclamo suficiente para llamar la atención del público masivo.
Así pues, aquellos que estén buscando una película distinta al estilo de las primeras de Michel Gondry, de diversas lecturas, romántica, dramática, cómica y metafísica al mismo tiempo, encontrarán en Mr. Nobody toda una pequeña maravilla que no tardará en desaparecer y puede que, como en el caso de las dos películas que mencioné en el primer párrafo, ni siquiera reaparezcan en formato de DVD.
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