lunes, octubre 12, 2009
ZOMBIELAND; Cachondeo mundial Z
Admito que cuando vi el trailer de esta película ya imaginé que no me iba a hacer mucha gracia. Sinceramente confieso que, después de visionar docenas de films sobre muertos vivientes, infectados y demás putrefacción, “Zombieland” se me antojaba algo demasiado mainstream como para sorpenderme por su supuesta incorrección y demasiado exploit como para pasar de lo entretenido.
Pero de acuerdo; my apologizes. La película me ha resultado tremendamente divertida, con un ritmo endiablado que sólo se detiene cuando hay un gag que lo merezca y llena de toques de violencia/humor efectivos amén de no pocos momentos para el recuerdo (dentro del subgénero zombie, claro).
Desde el primer momento “Zombieland” nos sitúa en un escenario que no dista mucho del que el hijo de Mel Brooks nos describe en su famosa novela “Guerra mundial Z”. No obstante aquí la guerra se ha perdido y ahora el planeta no es sino el campo de juego para millares de muertos vivientes a la búsqueda de los pocos humanos realmente vivos que puedan quedar. El protagonista es el típico freak que ya hemos visto en no pocas comedias americanas, fanático de los videojuegos, perdedor y, por supuesto, virgen con ganas de dejar de serlo. Precisamente, el por qué este personaje ha conseguido mantenerse con vida cuando otros aparentemente mejor preparados han sucumbido al voraz apetito de los zombies, es la premisa argumental de la película. El muchacho se ha creado una serie de normas que, seguidas a rajatabla, han hecho de él un joven aún más freak de lo que ya era, pero al menos un freak superviviente. De hecho, y después de haber visto “Carriers”, sus reglas son algo así como la versión desenfadada de las siniestras normas de los protagonistas de aquélla. Además, y como para demostrar que de presupuesto e ideas visuales van sobrados, estas reglas del protagonista aparecen integradas magníficamente en las secuencias en las que se siguen o se infringen.
En su viaje a la búsqueda de sus padres, el muchacho se topará con otros tres personajes con los que acabará formando un grupo variopinto; una especie de cowboy que se pirra por los pastelitos pero que mata zombies con la misma facilidad y eficacia con la que aplastaría hormigas con su bota, una hermosa joven (una tia buenorra, vamos) de la que no te puedes fiar pues sabe utilizar muy bien sus armas de mujer, y por último, la hermana de esta chica que tan solo es una niña pero muy despabilada para su edad. ¡Que va a hacer! Le ha tocado vivir una época dura.
Obviamente, si las películas de zombies en su mayoría no son para tomárselas muy en serio (por más que haya quien vea paralelismos con cuestiones políticas hasta en “Zombie gangbang”), Zombieland lo es mucho menos.
Se trata de un simple divertimento, sí, pero fantásticamente orquestado. Los personajes se hacen querer, las situaciones en las que se meten son divertidas (especialmente la que tiene que ver con la casa de un actor famoso que no desvelaré), el gore está presente pero de forma tan inofensiva como en un cartoon y además la duración de todo el espectáculo es la adecuada para no empezar a preguntarte por qué ver destrozar a cadáveres resucitados de todas las formas posibles con cámara hiperlenta te resulta tan divertido.
Concluyendo: a pesar de no ser una gran película, recomendable al cien por cien.
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